MUNDOS FRONTERIZOS
¿Qué ocurre al otro lado de una frontera? ¿Qué ocurre en el espacio entre dos fronteras? ¿la nada? ¿el vacío? ¿un espacio neutro? No estás ni en un lugar ni en el otro. Entonces, ¿dónde estás?
¿Te has permitido alguna vez quedarte suficiente tiempo entre fronteras para descubrir lo que hay allí? A mí me encantan estos espacios que no pertenecen ni a un mundo ni a otro, porque están llenos de nuevas posibilidades. En realidad están llenos de mundos que todavía no han sido imaginados, mundos que no cumplen las reglas del lugar de donde venimos, ni tampoco cumplen las reglas del lugar donde vamos. Son mundos llenos de posibilidades infinitas, en los que no es fácil permanecer, porque allí nada nos contiene, nada nos sostiene, ni nos da seguridad. Más bien lo contrario, las infinitas posibilidades nos dan ligereza, nos permiten volar, nos obligan a buscar la seguridad en nuestro interior, porque en el exterior no podemos aferrarnos a nada.
En un artículo anterior, decía que las personas excluidas nos traen lo nuevo. Y es así, porque se han visto obligadas a explorar(se) más allá de las fronteras conocidas, dónde se han visto expulsados por los miembros del grupo al que pertenecen.
Si no estoy ni aquí… ni allí… ¿ dónde estoy ? cuando esto sucede, solo nos queda el «estoy». La referencia necesita ser reconducida a nuestro interior, en lugar de buscar «muletas» que nos proporcionen referencias en el exterior.
Entonces descubres que no solo el espacio que hay entre mundos fronterizos está lleno de otros mundos, sino que tú mism@ eres un mundo y estás llen@ de mundos (el mundo psicológico, el mundo álmico/espiritual, el mundo físico, el submundo de cada una de tus células, el mundo del inconsciente, el mundo de los microorganismos que habitan en ti -o más bien que viven contigo-, y muchos otros mundos más). Somos mundos de mundos y a la vez creamos mundos.
No pongamos fronteras infranqueables en los mundos que creamos. Permitámonos volar, convirtámonos en exploradores de otros mundos. Y como todavía hay partes de nosotr@s que necesitan límites y fronteras, hagamos que sean porosas y acogedoras, para que sea más fácil explorar e incluso disfrutar de los mundos fronterizos.
Meritxell Masachs Serra
Licenciada en psicología (col.7963)