Mi hijo Hugo había tenido muchas otitis y nos recomendaron hacer Tomatis. Meritxell nos propuso realizar primero una sesión conmigo para trabajar la muerte de mi madre, a la que había perdido hacía 21 años. Había buscado diferentes alternativas para sanar el dolor que su pérdida me producía, pero ninguna me había funcionado. Con esa única sesión, la rabia y todo lo acumulado durante esos 21 años, se me fue. Me sentí mucho más tranquila. Después mi hijo Hugo hizo Tomatis y notamos mucha mejoría. Empezó a hablar más, a centrarse, a escuchar y a relacionarse más.